Las posibilidades de que una empresa sobreviva diez años son escasas, pero posibles. Las posibilidades de que una empresa sobreviva 26 años son escasas. Para mejorar las probabilidades, los líderes empresariales deben dar prioridad a la planificación de la sucesión. Cuando lo hagan, recorrerán un largo camino para garantizar la continuidad de la empresa, aumentar el compromiso de los empleados y fomentar la fidelidad de los clientes.